miércoles, 16 de septiembre de 2020

Proyecto de la Presa-Bóveda del Pantano de Isbert


Tal como se describe en el artículo publicado sobre el Pantano d´Isbert y en la revista de Obras Públicas. En virtud de facultades que le concedía la ley de Canales y Pantanos de 1870, la Excma.  Diputación provincial de Alicante, con fecha 25 de junio de 1875, otorgó a D. Toribio  Iscar  la concesión necesaria para construir en el cauce del rio Girona y garganta denominada estrecho de Isbert, en que afluyen los vaIles de Alcalá  de la Jovada,  Ebo y Laguar, una presa productora de un embalse capaz para dotar de riego a gran parte de los fértiles términos correspondientes a pueblos de la comarca denominada Marquesado de Dénia que linda con la costa.

Aunque por una serie de vicisitudes transcurrieron diversos de años sin que pudieran llevarse a cabo aquellas obras. Posteriormente, tanto por lo anticuado del proyecto y  fuera de la realidad los precios que en aquel se aplicaban, como por tratar de conocer con mayor exactitud los recursos  hidráulicos disponibles, los herederos del primitivo concesionario propietarios de la concesión, encargaron al eminente ingeniero D, Alfonso  Peña Boeuf, – profesor de la Escuela especial de Caminos, Canales y Puertos–, un  estudio comparativo de los trabajos hasta entonces efectuados, y así mismo que teniendo en cuenta los datos de aforos y pluviométricos de la comarca, dedujera la media de los recursos  hidráulicos con que pudiera contarse; como consecuencia de aquel estudio se le encomendó el proyecto de la presa de embalse. Al respecto, el ingeniero jefe de C., C. y  P. Señor D. Arturo Monfort Hervás, describe en la Revista de Obras Públicas: 

 “Estando a cargo de la División hidráulica del Segura D, Alfonso  Peña Boeuf, y según prescribía la concesión, la inspección de aquellas obras, emitió  acerca  del antedicho proyecto un favorable  informe, haciendo los elogios, siempre pálidos que su autor merece, por la genialidad de la Idea, por la sencillez con que la resuelve, y, finalmente, por la inmodestia que aureola toda  su actuación,

Las únicas dudas,  y así lo expuse al concesionario, que podrían presentarse, las  sugerían la permeabilidad del vaso, sobre todo en su fondo, y el volumen de agua disponible; pero una y otra, la experimentación solamente debía decidirlas, y ninguna ataguía provisional para ir haciendo embalses parciales podría ejecutarse con mayor economía que la misma presa proyectada; era, pues, solo condición precisa ejecutarla por partes, que fueran dando a entender, por, embalses sucesivos, los puntos de filtración, sin perjuicio que buen número de ellos, ya conocidos, se taponasen, como así se ha  hecho, ganando algún tanto en la impermeabilización, según demostró una pequeña avenida reciente que a los nueve metros de altura en la obra vertió con lamina mayor de un metro por encima de ella. El terreno es dudoso, pues pertenece a la formación infracretácea y ofrece algunas pequeñas cavernas, según lo ha demostrado la apertura del túnel del  camino  de servicio...”




Proyecto de la Presa-Bóveda del Pantano de Isbert

 

Breve descripción y análisis del proyecto de la construcción de la presa-bóveda, del pantano de Isbert, según descripción y análisis transcritos literalmente, en la Revista de Obras Públicas, Fuente: 1932, 80, tomo I (2590): 61-64; Palabras clave: presa de bóveda; estabilidad del suelo; cálculo; resistencia (mecánica); Identificadores: Presa d´Isbert. “Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (España)”.

Hace pocos años, cuando al ser honrado por una sociedad con el encargo de proyectar una presa-bóveda, estudiamos con atención este problema, al ver, más que la dificultad de cálculo, la de la adaptación del análisis, a la realidad, preferimos quitar de un golpe toda la complicación, ideando un sistema constructivo que no tuviera indeterminación elástica. La solución consiste en hacer la presa por anillos horizontales, independientes unos de otros por separación material, y a los que, por esta circunstancia, pueda aplicarse el cálculo de los arcos con todo el rigor deseable. Para la realización práctica de esta solución, proyectamos hacer arcos de altura relativamente pequeña (2 o 3 metros), descansando unos sobre otros por intermedio de una chapa de asfalto, bien dosificado, para que no se aplaste por la presión, y que al mismo tiempo sea lo suficientemente plástico para no coartar las relativas deformaciones.

Es indudable que de este modo de enfocar el problema es más seguro, desde el punto de vista realidad física, que cualquier otro, en el que se hagan hipótesis a sabiendas de que no se cumplen; pero lo más interesante es que, proyectando la presa con tal simplificación de construcción; el espesor que resulta en cada anillo de la zona inferior es menos de la cuarta parte del que se precisa con los cálculos hipotéticos haciendo la masa de la presa continua.

 

 

 Con este estudio resultaba el proyecto de una presa-bóveda de 50 metros de altura, bastando un espesor de 3´50 m en el anillo inferior y describiendo decrecimiento hasta 1 metro la coronación. No llegó a construirse dicho proyecto, por la inquietud que sintió aquella Sociedad al examinar esta solución, que le parecía atrevida, y optó por un perfil inspirado en otras teorías.

Pero nosotros no sentíamos ese temor, sino que por el contrario, nos precia más seguro y tranquilizador que el otro criterio, y estábamos decididos a construir una presa de ensayo en cualquier ocasión.

La confianza -que nunca agradeceremos bastante- de tres amigos relacionados con una construcción de riegos antigua, nos unió para hacer una presa de embalse, de este tipo, aportando entre los cuatro los gastos materiales, un poco desproporcionados con nuestra modestia.


Emplazada la presa en el lugar en que estaba proyectada otra primitiva –el valle de Laguard, que desagua en Dénia-, se empezó la construcción con arreglo al proyecto que redactamos al efecto, sin hacer más excavación en el fondo que la indispensable para igualar el asiento del anillo inferior, pues ya se comprende que con este sistema nada importa, para la estabilidad, la posibilidad de las subpresiones.

En el proyecto adoptamos una altura de 47 metros, con una ley de gruesos de anillos, que varía desde 3 m en el anillo inferior, a 0,75 m en el superior, siendo los anillos de forma circular con arcos de radio variable (figuras 1 y 2 ).

Los anillos tienen 3 metros de altura, excepto el inferior, que tiene 4, para poder alojar las válvulas del desagüe de fondo, y con ese motivo este anillo tiene un recrecimiento en el grueso, pero este aumento es el indispensable para la instalación de esos cierres.

El asiento de todos los anillos, se hizo con chapa intermedia de asfalto, y la dosificación de este fue encargada, así como su extendido, a la Compañía Peninsular de Asfaltos, que estudió muy atentamente la cuestión, proporcionando un material, mezcla de asfalto y betún, que reunía la condición de no aplastarse sensiblemente con la presión de 11Kg/cm2, que había de soportar en las capas inferiores, y sin embargo, conserva la plasticidad y movilidad para cargas tangenciales de 0,5 Kg./cm2, en espesor de 3 cm.




Desde luego, con arreglo al proyecto, se colocaron placas de plomo, con cubrejuntas, a 20 cm. del paramento agua arriba, por medio de hojas de 30 cm. de ancho, que anclaban 13 cm en cada anillo.  El hormigón empleado fue el corriente, compuesto de 860 litros de grava (de 2 a 5 cm.), 400 litros de arena (de 1 a 3 cm.), 300 kilogramos de cemento Portland y 160 litros de agua, sin hacer cribado especial de gravas y arenas, para ponerlos así en las condiciones más corrientes de la práctica.

Pensábamos seguir la construcción hasta llegar a los 47 metros proyectados; pero, atendiendo al consejo que nos fue hecho por el ingeniero inspector del Estado, nuestro querido amigo D. Arturo Monfort, que más bien ha sido para la construcción el más eficaz y entusiasta colaborador, preferimos llegar hasta 27 metros de altura, dejando llenar el embalse y probar la presa con carga.

Ninguna precaución adoptamos al efecto, y, paradas las obras, al llegar los últimos días del pasado mes de diciembre sobrevino una riada tan violenta, que el 25 se llenó el embalse, almacenando 4 millones de metros cúbicos, y el 26 empezó a verter, sobre el último anillo hecho, llegando a tener ¡3 metros de lámina vertiente, en 20 metros de ancho, durante varias horas! Siguió todavía el día 27 el desagüe sobre el anillo superior durante casi todo el día.



Ya se comprende que esta catarata, cayendo de los 27 metros de altura, se llevó el andamiaje, máquinas y hasta unos macizos de hormigón que se hicieron, agua abajo, para colocar los aparatos taquimétricos de medida de las deformaciones.

Fácilmente se comprende la violencia de la prueba, pues el arrastre de aire en cada caída como vertedero vertical habrá producido vibraciones enormes en toda la obra. Pues, a pesar de todo, no solamente se conserva perfectamente, sino que se ha acusado ni la menor fisura, ni siquiera liguero escape de agua a través de ella.

El asfalto de las juntas no ha tenido la menor alteración y conserva su relativa plasticidad, apreciable en los frentes. El cálculo de espesores se hizo adoptando una carga máxima de trabajo, de 24 Kg. /cm2 para los anillos inferiores, y aunque esta cifra está prevista para la altura de 47 metros, y, por tanto, no debía de haber pasado de 16 Kg. /cm2  en la prueba, es evidente que, por razón de las vibraciones de la caída de agua, habrá pasado, con mucho esta cifra.

Pero lo más curioso es que, si la presa-bóveda la hubiéramos estudiado por los métodos corrientes, antes explicados, hubiera sido preciso darle 13 metros de grueso en la base, adoptando cargas de trabajo de 45 Kg. /cm2, y, de ser cierta esa teoría y haber aumentado mucho la carga por efecto de la caída de agua, hubiera resultado una imprudencia dar ese grueso de 13 metros… y una seguridad el de 3, que se ha (¡!).                                                     

  

                                                                                                                         Alfonso PEÑA BOEUF

Profesor de la Escuela de Ingenieros de  C., C. y P. 



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